sábado, 25 de septiembre de 2010

La hora de la verdad

Pues eso, llegó la hora de la verdad. Salí de casa el martes con mis padres y con mi hermana. Dirección Londres y con la intención de pasar unas vacaciones en familia, pues mis padres tenían muchas ganas de visitar la ciudad y qué mejor momento que hacerlo si así podían acompañarme a Swansea y ya quedarse tranquilos. Hemos pasado unos días muy agradables, hasta presenciar un intento de atentado en el Buckinham tuvo su qué.

Desde luego que yo no era consciente de lo que me esperaba. Ya quedaban atrás mis amigas, Jesús, mi casa, Yacky, mi cama, mi almohada...pero me doy cuenta ahora, tumbada en la cama de este antro al que llaman habitación. O al menos es esa la impresión que me ha dado la primera vez que he entrado. Ahora parece un poco más acogedora, con el armario lleno y los cajones a rebosar. Pero las paredes siguen estando desnudas y hay un montoncito de fotos en el escritorio. No sé si colgarlas y recordar mil cosas cada vez que las mire o echarlas al cajón y no pensar.

Tantas ganas de venir, de descubrir qué me deparaba el destino, y cúanta tristeza tengo ahora. Cúantos miedos y cuántas preguntas. Más me vale acostumbrarme cuanto antes, que como me dijo una vez una amiga: tengo que estar aquí, así que cuanto mejor me lo pase antes se acabará. Espero pensar otra cosa cuando pasen unos días, o quizá mañana...el día ha sido muy largo, será eso.

Hemos viajado Londres-Swansea en tren, y al bajar hemos visto a un chico con un cartel que ponía "Swansea University". ¡Qué bien, nos recogen! Junto a él había dos chicas españolas, luego han llegado otras dos. Hemos venido hablando, a una le han perdido las maletas, a otra le cancelaron el vuelo...al fin y al cabo yo he llegado sin altercados y con mis padres. ¿Qué sería de mí si hubiese llegado sola?

Nada más que decir, o al menos distinto.

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