sábado, 4 de septiembre de 2010
Y por fin empieza la cuenta atrás
Apenas recuerdo el día en que me senté a decidir el orden de preferencias de destinos en la solicitud de la beca Erasmus. Lo cierto es que poco importaba entonces. Y poco importa ahora. La dificultad de conseguir una Erasmus en la facultad de Traducción de la Universidad de Granada tiene una sencilla explicación: la competencia. Aún más difícil es si lo que quieres es irte a cursar tercero, pues hay pocos destinos en los que los novatos, que llegan con notas astronómicas del instituto, no optan a plaza. Por tanto, mi razonamiento a la hora de establecer las preferencias fue el siguiente: Sonia, quiero salir, me da igual adónde. Así que puse como primeras opciones las universidades en las que no ofrecían plaza a los que iban a cursar segundo. El resultado fue Swansea, mi tercera opción. Bendita tercera opción. Cuando por fin salieron las provisionales, cuál fue mi sorpresa ¡que me habían adjudicado Londres! No cabía en mí. Poco después nos dimos cuenta de que había sido un error, y al día siguiente salieron las provisionales "verdaderas". Swansea. Fue entonces cuando empecé a interesarme por la ciudad. No podría haber tenido un destino mejor.
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